jueves, febrero 21, 2008

CAUDAL DE TORMENTOS

Estoy parado bajo la lluvia. A mi alrededor un montón de personas, la gran mayoría desconocidos para mí, todos ellos llorando por esta “terrible desgracia”, según dicen ellos. Un alivio si me preguntan a mí. Es en estos momentos en que se me viene a la cabeza el recuerdo de lo sucedido hace dos días atrás.

Volvía de mi trabajo y como cada tarde cruzaba el puente de aquel río caudaloso, el mismo puente del cual en tantas ocasiones intenté sin éxito saltar y así acabar con esta miserable existencia, pero no podía. Y es que en su miseria mi acongojado corazón no logra zafarse de ese sentimiento de culpa e impotencia al no lograr hacer algo el día en que encontré, al volver del trabajo, mi casa envuelta en llamas y mi familia atrapada, muerta de asfixia. De todo eso hacen ya 5 años y no he podido sacarme de la cabeza la imagen de mis hijos y mi esposa, ahí, tirados, inertes, sin vida. Yo vivía en aquel entonces cerca de este puente maldito, por lo que la obligatoriedad de cruzarlo día tras día para llegar al trabajo y luego volver a casa, era una suerte de autoflagelación espiritual para mi alma.

Al terminar de cruzarlo el sollozar de una muchacha me hizo salir del trance masoquista en el que me encontraba. Entre los matorrales del lugar dos tipos intentaban violar a una chica de unos 15 años. Esa edad tendría ahora mi María.

Imagino que otra persona en esta situación no hubiese hecho lo que yo hice o quizás si, o probablemente viendo la desigualdad numérica habría ido en búsqueda de ayuda, pero el recuerdo de mi pequeña e imaginar que pudo haber sido ella me llevó a reaccionar sin pensarlo dos veces. Entonces entré a la escena y empujé a uno de ellos, salté encima del otro y comencé a golpearlo, a golpearlo con todas mis fuerzas, como si de esos golpes dependiera la resurrección de mi familia, como si el masacrarlo hasta más no poder hiciera volver a la vida a los míos.

Seguí golpeándolo hasta dejarlo ahí, tirado, inconsciente. Toda esa furia contenida por años, la rabia de no haber estado ahí para mi familia aquel día se volcó en contra de este tipo, mientras el otro, asustado por mi agresividad solo atinó a subirse los pantalones y correr por el puente. Al percatarme de su huida dejé de golpear al primero y corrí como nunca antes había corrido tras el otro rufián, mientras la chica se alejaba del lugar en aparente estado de pánico, con gran parte de sus ropas desgarradas y gritando con todas sus fuerzas por ayuda.

A mitad del puente alcancé al segundo y de una zancadilla se fue de bruces al suelo donde comencé a patearlo, pero mi estado físico no era del todo atlético y el cansancio por el esfuerzo realizado le dio la ventaja suficiente al tipo para hacerme caer también con una patada a mis piernas. Entonces él logró ponerse de pié y yo también y mientras forcejeábamos, de sus carteras sacó un cuchillo. Acto seguido un calor punzante en el estómago me hizo advertir que sus filosas hojas me habían penetrado. Salvo el piquete, no sentí dolor alguno. La adrenalina del momento lo impidió.

Un puñetazo certero a su mentón le hizo perder el equilibrio e irse contra la baranda, no sin antes lanzar otro cuchillazo que cortó mi garganta para luego caer irremediablemente al caudal torrentoso del río aquel. Yo comenzaba a sentir dificultad al respirar. Me puse una mano en la garganta y otra en el estómago, pensando tontamente que aquello podría frenar en parte el flujo de sangre que salía de mi cuerpo. Minutos más tarde un grupo de personas se acercaba al lugar rápidamente, quizás advertidos por la muchacha. Yo caí al suelo perdiendo la conciencia.

Ahora estoy aquí, parado junto a toda esta gente. Me he enterado por lo que comentan estas personas, que el tipo que cayó al río fue encontrado muerto mas abajo horas mas tarde y que el otro que quedó inconsciente sufrió la misma suerte esta mañana luego de que mis golpes lo dejaran en coma.

Casi me da pena sentir esta paz espiritual mientras todos me lloran. Ahora soy un héroe, un “mártir de las circunstancias” dicen algunos.

Un tipo a mi lado me pide que lo siga hacia la luz. No le conozco y aún así le sigo. Su aura me inspira confianza y tranquilidad.

6 comentarios:

CRIS BAUER dijo...

Primero que todo, si, harto "mamón" el título, pero he aquí la explicación:

En algun momento de 2002, Roberto Fuentes, Escritor Chileno y por esos días comentarista de libros de Pato Cuevas, lanzó un mini concurso para dar clases de cuentista. había que escribir una historia corta y enviarla por fax. Como buen chileno yo me decidí a ultima hora y escribí lo primero que se me vino a la cabeza aquella tarde, incluso el título y al filo de expirar el concurso lo envié.

No sé si lo revisó, el caso es que no dió ni pa' mención honrosa y todos estos años atesoré la historia entre mis archivos. Hoy lo publico, remasterizado (es decir, lo edité en ciertas partes, pero fiel al original) confirmando de paso que durante el verano mis neuronas se van de vacaciones.

saqysay dijo...

Uhy!

Me dieron ganas de llorar!!
Mientras leía/me preguntaba a cuantas personas le ha sucedido eso...

En fin...
Hoy no hay/muxa diferencia entre/lo ficticio y lo real/en muxas de estas historias...

Excelente texto/te felicito!!

Cariños/CRS!

denisse dijo...

No me importan sus explicaciones: el título es muyyyyy currrsiiiiiiiii ( o mamón como dice uste :P)


Ta bueno el cuento...menos mal que está aplicando poder de síntesis XDD

Una sola cosa: se echó a dos tipos e igual lo llaman desde la luz? no deberían llevarlo al infierno? :PPP

CRIS BAUER dijo...

Aers? si cargaba una cruz mas pesada que Patrick Swayze en Ghost... por qué no?




:PPPP

CRIS BAUER dijo...

y hablando de LUZ... con la profesion que profesa... ute cree que logrará llegar hasta ella?




(chiste cruel, lo se, jajajajaja!)

denisse dijo...

jajajajajaja

cabro pesao ¬¬

XDD

tengo claro que no :PP...tengo un depto comprao en el infierno y por cierto el diablo nos tiene buena a los ahogaos así que lo pasaré super bien XDDD