martes, octubre 16, 2007

ADIOS SYLVITA

La última vez que te vi fue hace dos semanas, lo tengo presente en mi memoria, cuando celebramos los 4 años de Vicente en casa, te acuerdas? 29 de Septiembre de 2007. Una fecha que no voy a olvidar nunca más. Si hubiese sabido que iba a ser la última hubiese puesto más atención en las cosas que decías, con esa forma tan particular que tenías de hacerlo. Pero claro, quién puede ver el futuro para haberlo sabido? Por cierto que si tuviera esa cualidad no te habría dejado salir de tu casa el 06 de Octubre de 2007.

Quizás como una premonición de lo corta que es la vida, conversábamos esa mañana con Saby que sería bueno que de una vez por todas firmemos el librito aquel ante el juez y legalicemos lo que hoy hemos vivido “en pecado”.

A las 10:00 hrs. Del Sabado 06 de Octubre de 2007 ibas rumbo a Olmué con un grupo de amigas que hiciste en tus clases de Yoga. La mala fortuna o quizás la impericia de la conductora hicieron que el auto volcara y se desbarrancara de la cuesta que transitaban. Tú ibas en el asiento trasero y sacaste la peor parte. Tus compañeros de trabajo que compartieron contigo una cerveza en el bar de siempre la tarde anterior no podían creerlo.

De urgencia te trasladaron al Gustavo Fricke de Viña del Mar. No sabes la cantidad de gente que desfiló estos días para verte, para darte todas las energías positivas a ti y a tu familia.

Muchos de nosotros replantiamos nuestras vidas a raíz de este accidente. Te alegraría saber que trás casi dos años de casados, Richard y Carola se dieron cuenta que están muy solos, que es necesario no perder más tiempo y ponerse en campaña. Ojalá en nueve meses más tengamos noticias positivas de eso.

31 años de vida. Soltera. Sin hijos. Tres gatas. Una de ellas está preñada. Y todos los sueños se truncaron el día de hoy. Tras una semana de dar la pelea, finalmente cediste, te rendiste. Quizás "haya sido para mejor". Es el único consuelo que nos queda a los que seguimos aquí. A los que te recordamos con amor.

Te acuerdas el verano del 2000 en que junto a Mario, los tres nos fuimos a viña? Arrendamos un departamento y tomamos sol de lo lindo. Incluso, te acuerdas que nos confundieron con Argentinos en una zapatería? Y cuando te conté en ese verano que tenía ganas de teñirme el pelo tu fuiste la que me dijo "Te vay a ver bien rubio", te acuerdas? Compraste el tinte en la farmacia y me hiciste el tratamiento. Me webiaron harto en la oficina, que era "fleto" y todo, pero me seguiste el juego, que el mar, la sal, el sol, etc... y quién iba a dudar de ti siendo mi complice en esa "mentira blanca"? Nadie. Al final me terminaron creyendo. Tu credibilidad fue más que lo obvio de mi cambio de color de pelo.

Y te acuerdas que cuando fuimos a "Chimbarongo" una vez, la familia de Hector pensaba que yo era tu hermano menor que andaba de "chaperón" para que Mario no se pasara de listo? jajajaja!

Sabes de qué mas me acordé? Cuando pololeabas con Mario, yo era el único del grupo que no lo hacía, incluso algunos ya pensaban que era medio gay y eso, entonces me preguntaste "Y cuándo vas a pololear pa que hagamos un grupo bueno?". Tiempo después conocí a Saby, tu fuiste la más contenta entre todos los amigos. Hicieron buenas migas de una. La recibiste con los brazos abiertos y la integraste al grupo. Lo hiciste todo mas sencillo.

Sabes, esto debí decírtelo alguna vez, pero en este camino que he recorrido en mis 30 años de vida, pocas veces uno logra toparse con gente que tiene el alma pura de verdad, y creo que no he conocido a nadie mas puro que tú. Nunca un pensamiento mezquino hacia alguien. Siempre positiva, tirando pa’ arriba. Siempre alegre, siempre pensando en el otro antes que en ti. Quizás por eso fue que Saby decidió hace poco menos de 4 años pedirte (sin siquiera preguntármelo) ser la “Madrina” de Vicente.

Esto mismo me hace pensar, dentro de mi sufrimiento interior, que estar en la tierra es finalmente el purgatorio, un lugar intermedio por el que vagamos mientras se decide si vamos para arriba o para abajo. ¿Por qué? Porque de otro modo no me explico que tan tempranamente nos hayas dejado a los que tenemos cuentas sucias que aclarar todavía. Eso debe ser, tus cuentas ya estaban limpias, por eso te llamaron tan temprano al paraíso.

Dejaste a Mario con las entradas compradas para Incubus. Nunca fue. Siempre estuvo a tu lado, todos los días. Dejó de lado el trabajo, claro, por suerte tus jefes (que también eran los de él) le dieron vía libre para ausentarse todo lo que estimara conveniente. Siempre tu mejor amigo, alguna vez pololo, pero finalmente tu mejor amigo. Aún hoy, me dijeron que te fuiste hace unas horas y él sigue ahí, al lado tuyo, llorándote junto a tus padres y familiares.

Una de tus compañeras de trabajo me decía hace unos días que el viernes anterior al accidente anduviste por toda la oficina repartiendo “Koyacks” de esos cabezones, esos que nos recuerdan nuestra infancia. Me dijo que quedaste de convidarle más el Lunes siguiente, porque se te habían acabado ese día. Ella fue este fin de semana a decirte que no te podías ir, porque le debías una ronda de koyacks. Parece que no la pudiste escuchar.

Te fuiste y nos dejaste hundidos en un mar de lágrimas. Hoy, el tiempo se detuvo por un par de minutos para los que fuimos tus amigos al saber que ya no estabas entre nosotros.

Por mi parte, aún no logro soltar una lágrima por ti desde que supe de tu accidente, aún cuando logré entrar a verte en la UCI, empujado casi por tu madre. No pude, no se, nunca te ví tan mal (aún cuando estabas llenas de tubos por todos lados) como para pensar que no volverías. Quizás muy en mi interior estaba seguro que no era necesario, que volverías a compartir un trago junto a nosotros, que nos reiríamos de todo esto en un tiempo más. Aún no asimilo que te hayas ido.

Pero no creas que te vas así como así, te queda una tarea pendiente: Vigilar que Vicente crezca sano, que se convierta en un hombre hecho y derecho, ahora debes cuidar de él desde las alturas, ser su ángel guardián el resto de sus días. Disculpa que sea tan egoísta y no te deje disfrutar de la eternidad, pero es que no quiero terminar esto así de golpe. Me lo debes. No quiero dejar de sentirte cerca de nosotros. No aún.

Adiós Sylvita, aunque aún no me lo creo, pero adiós… los que nos quedamos, lloramos hoy tu partida. Buen viaje y mejor vida cariño.

Q.E.P.D.